domingo, 24 de noviembre de 2013

CRUCIFIXION Y VIDA (Poesía)


    Dolido, con miedo,

contemplo tu camino hacia el Calvario,

arrastrando la pesada cruz,

cansado, agotado.

   Mi mente, cerrada a las ideas,

no comprende el por qué de tu Pasión.

   Luego,

observo tu postrer suspiro,

clavado y humillado en el madero.

   Los cielos, como nunca,

truenan rotos de dolor,

y el agua, que a torrentes se derrama,

mezclada con tu sangre lava el mundo.

  Yo,

empapado de agua y de optimismo,

empiezo a vislumbrar la claridad

que ilumina mi apagado espíritu.

 

                                                               Genito

domingo, 17 de noviembre de 2013

OTOÑO DE SILES (Poesía)


    Sumido en el silencio de tus calles,

mirando tus colores apagados,

con nostalgia ¡oh Siles!, he soñado

con los dorados  días estivales.

  

   Rincones del otrora bulliciosos,

ahora tristes, oscuros y callados;

como duende dormido, aletargado,

a la espera de eventos clamorosos.

 

   Son los días de un otoño avanzado,

de atardeceres cortos y brumosos,

de cielos grises, tristes y lluviosos,

de mesa camilla y sillón al lado.

 

   El frío manto que cubrió tu ambiente,

tiñó de ocres el verano azul,

y fue capaz de adormecer tu luz,

cambiando tonos caprichosamente.

 

   Los mejores pinceles no lograron

igualar de tus campos los colores;

se vistieron preciosas nuevas flores

que en belleza y aromas porfiaron.

 

   Mas, ni el tiempo pudo de tí borrar,

ese sello que guardas con esmero:

Tus brazos abiertos al forastero,

que te hace ser un pueblo singular.

 

   El alma lo percibe y gratamente

se regocija, proclamando un canto;

canto vivo, pregón de tus encantos,

que son gloria y placer para la mente.

 

                                       Genito

martes, 12 de noviembre de 2013

SILES, ESE PUEBLO (Poesía)

                            (Soneto)


        Ese pueblo que tanta gente añora,

que es un trozo de sí que lleva en mente,

que quizás lo dejó penosamente,

forzado por la vida, en mala hora.

        

         Ese pueblo que para mí atesora

mil detalles que le hacen diferente,

y del que hay algo que es muy evidente:

que todo el que a  él llega se enamora.

 

         Ese pueblo que da la bienvenida

y acoge con agrado y simpatía

a esa persona extraña o conocida,

 

en prueba de amistad y sintonía;

ese eres tú, patria chica querida:

Siles en fín; nobleza e hidalguía.

                                                       Genito

lunes, 11 de noviembre de 2013

AGRADECIMIENTO (Relato)

            El pasado verano tuve la ocasión de presenciar una escena que me emocionó, y me dejó una extraordinaria sensación de lo que una buena acción puede calar en el corazón de las personas.

            Me encontraba departiendo distendidamente con un buen amigo, cuando un sileño que lleva muchos años viviendo en Caldas de Montbuy (ya sabéis que los sileños tomaron un día  Caldas, sin pegar un tiro), de una edad como de ochenta años, más o menos, llegó a visitarle para darle las gracias, ya que no podía dárselas a su padre ya fallecido, por haber este colocado a su madre viuda -cuando él era un niño y había notado las dentelladas del hambre-, en un trabajo que le duró unos cuantos años.

            Aquel buen hombre, contó con detalle las circunstancias que en aquellos años concurrían en su madre, con dos hijos pequeños y sin ningún medio de vida, y se deshizo en elogios hacia  el progenitor de mi amigo, al que dijo muy agradecido, siempre había tenido en mente.

            Por su parte, mi amigo, vivamente emocionado por lo que le estaban contando  de su querido padre, al ver el sentimiento que se reflejaba en el rostro de aquel señor, se levantó de su asiento  y, agradecido a su vez, se fundió con él  en un entrañable abrazo.

                                                                Genito.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

IMPOTENCIA (Poesía)


   Andaba despacio

mirando la noche brillante;

luces de neón,  casi a cada paso,

iban pregonando mil y una excelencias

de lo mucho que devoraban mis ojos.

    Veía caminar a la gente,

gastar y disfrutar,

aparentemente ajenos a los demás

con los que compartía la vorágine de la calle.

    Pensé en los marginados del mundo,

para luego quedarme con los de mi entorno.

No pude menos que lamentar

lo mal distribuida que está la riqueza,

y sentí rabia e impotencia en lo más profundo de mi ser.
                                                              Genito

domingo, 3 de noviembre de 2013

CRÓNICA DE SILES (Rípios)

    En la ladera sembrado,

de tu monte Carrascal,

eres, Siles, singular;

un pueblo privilegiado.


   Me pareces recostado,

tendido al ardiente sol,

en un  paisaje crisol

de colores enlazados.



   Por donde quiera vayamos,

muestras a los cuatro vientos,

exquisiteces sin cuento,

que, con deleite, admiramos.

 

   Ese paseo señorial,

que te da categoría,

es sin duda, yo diría,

lo mejor; no tiene igual.

 

   En las noches del estío,

el Parque de la Glorieta,

es, al final del “Legío”,

inspiración de poetas.

 
 Es delicioso sentarse,

y, en una estampa tan bella,

gusta al ente expansionarse,

contemplando las estrellas.

 
   Otro rincón singular,

la Plaza del Agua es;

donde gusta trasnochar

y a la tertulia acceder.

 
   Tertulia muy animada,

por lo que en ella se cuece,

ya que se da la pasada

que la actualidad merece.

 
  Si tu emblemática plaza

durante el día se visita,

se beberá agua fresquita

y no se hallará una raza,

porque , las ramas frondosas,

le tienen prohibido al sol

asomarse en derredor;

y, en ello, son muy celosas.

 
   A la sombra de esas ramas,

es obligado sentarse,

y, por un tiempo, olvidarse

de la vida y de sus dramas.

     * * *

   Y si de tu sierra hablamos,

para qué queremos más;

no me cansaré jamás

de proclamar sus reclamos:

 
   Calarejos, Acebeas,

Cascada del Saltador,

El Puntal de la Ajedrea

-magnífico mirador-;

 
   Puntal de Navalperal,

Navalasna, Peñalcón,

El Rayo –espectacular-

y la Era del Boquerón;

 
   La Laguna, Bucentáina,

Majada del Carretero,

La Fuente de la Sabina,

La Piedra del Agujero …

 
   Almoteja, Fuente el Tejo,

Canalica, Charco Azul,

y mucho más que me dejo,

porque grandioso eres tú.

 
   Mención especial merece

la Peña del Olivar,

ese  entorno singular,

por las delicias que ofrece.

                 * * *

   Hablando  un poco de historia,

tienes añejas murallas,

que hacen que, la mente, vaya

mas allá de la memoria,

imaginando el acoso

a que fuiste sometido,

por el rey moro, ambicioso,

Mohamad, siempre temido,

al que, el Maestre de Santiago,

que intervino en la contienda,

le hizo pasar días aciagos

y una derrota tremenda.

 
   De aquel castillo y muralla,

de tres varas de argamasa,

confundidos con las casas,

hoy solo restos se hallan;

salvo ese Cubo grandioso,

que, cual soberbio gigante,

se levanta desafiante,

como defensor celoso.

 
   El es, sin que se cuestione,

perenne símbolo tuyo.

¡Siles, nos llenas de orgullo,

y muchas son las razones!

                * * *

 Pero eso no es todo, Siles,

porque, como bien sabrás,

tú eres eso y mucho más.

Hay otras cosas sutiles

que tu carácter conforman,

que elevan tu estimación,

que a los sileños nos honran

y nos dan satisfacción.

 
   Son las cosas de tus gentes,

arraigadas con los años,

que en lo íntimo  se sienten,

y admiran propios y extraños.

 
   Simpáticas, agradables,

amenas, acogedoras,

serviciales muy amables,

y atentas a todas horas.

 
   Eso lo sabe muy bien,

el forastero que llega,

cuando comprueba el calor

que los sileños le entregan.

 
   En una bella reseña,

el buen cronista Luis Bello,

ratificó todo ello,

de esta “su villa risueña”:

 
   “En Siles –dice gozoso-,

al momento encontraría

amigos con alegría,

en un ambiente afectuoso.”

 
   “Encontramos, como norma

de este pueblo excepcional,

su gran sensibilidad

y voluntad, que le adornan.”

 
   Y sigue su comentario:

“Tiene un valle delicioso,

con aire puro, precioso,

y es un pueblo hospitalario.”

 
   Aquel cronista, leído,

estas frases escribía

de ti, mi Siles querido,

a donde llegó un buen día.

 
   Casi cien años hará,

y todo sigue vigente;

y es que, nunca cambiará

la calidad de tu gente.

 
                               Genito.