(Romance)
Echado sobre el arado
que arrastran dos mulas pardas,
rostro sudando de soles
en la infinita besana,
desde donde vio nacer
las tenues luces del alba;
desenterrando terrones
para hacer mullida cama,
donde irá a morir el grano
para parir nueva planta.
Así vive el labrador
así vive y no descansa,
soñando con la cosecha,
sinónimo de abundancia.
Mas no todo es ilusión:
temidos miedos le embargan
cuando ruge la tormenta,
cuando surgen los fantasmas
malogrando los esfuerzos,
devastando las bonanzas.
Hasta el alma se le encoge
si el cielo le da la espalda;
porque si el año mal viene
faltará pan en la casa;
pan que sabe a bienestar,
a felicidad, a calma,
a un hogar agradecido,
a seguridad, confianza …
La vida del labrador
es una eterna esperanza.
Genito
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