domingo, 14 de abril de 2013

ASTURIAS. Crónica de viaje. (Rípios)







De las andanzas y cosas
de un viaje a Asturias que hicimos
un buen grupo de sileños,
que somos buenos amigos.




***

En un viaje organizado
Que voy a intentar contar,
Decidimos ir a Asturias
Para de aires cambiar.
-¡A las seis cuarenta y cinco
En El Paseo puntuales!-
Pero luego resultaron
En el horario informales.
Viaje en autobús de lujo,
Decía  la convocatoria.
¿Viaje en autobús de lujo?
Eso sería en otra historia.
Por fin salimos de Siles
-las ocho y cuarto serían-
en los rostros se notaba
a todos gran alegría.
A la altura de Reolid,
Santiago, dijo bajito:
Podían pararnos aquí
En los Baños de Benito;
Pero el chófer no lo oyó
Y seguimos despacito.
Un rato más adelante
-¡hay que ver qué  mala pata!-
Julián quiso hacer pipí,
Y, como olvidó  la “lata” ,
Tuvo que bajar del coche
Y mearse en una mata.
Con los pies bastante fríos,
-¿no era el autobús de lujo?-
Atravesamos La Mancha.
¡Viva el lujo y quién lo “trujo”!
Nos pusieron una peli,
Para quitar la modorra;
Trataba de un funeral.
Alguien dijo: -¡Ha “pintao” zorra!-
Paramos a descansar,
Hacía un frio que pelaba.
-¡Jefe, la puerta-! dijimos,
Pero él no se enteraba.
Rufina se dedicó
A perder cosas sin tacto,
Hasta que perdió su bolso
Y a pocas le da un infarto.
En Medina, la del Campo,
Paramos a la comida,
A la carta o el menú,
Sin olvidar la bebida.
El nombre del restaurante
Nos trajo grato recuerdo
De nuestro Patrón San Roque
Y su inseparable perro.
-¡Al acabar de comer,
Una hora más o menos,
Cambiaremos de autobús
Y el camino seguiremos!-
Nos quedamos enterados
Cuando se nos informó,
Pero, del dicho hasta el hecho,
Hay que ver la que se armó:
Cuando salimos corriendo
Para de autobús cambiar,
Resultó que allí no estaba
Y tuvimos que esperar.
Tardamos más de una hora,
Con un ventarrón que helaba,
Y una organización
Que, por su ausencia, brillaba.
Un absoluto desastre
Que en nuestra mente tenemos;
La adjudicación de asientos
Siempre la recordaremos.
Sentados donde pudimos,
Por fin reanudamos viaje.
¿Cómo se daría el camino
Desde aquí hasta el hospedaje?
Ya con la noche cerrada,
Desde Castilla y León
Cruzamos la cordillera
Por el túnel del Negrón.
Habíamos llegado a Asturias
Y estábamos en un valle;
Mañana comenzaríamos
A verlo con más detalle.



Como somos veintisiete,
-si es que yo sé bien contar-
Cada uno lleva su idea
De lo que se va a encontrar.
Están los que buscan baile,
Los que se darían un baño,
Los de arte o paisaje
Y hasta quién busca un “apaño”.




Teníamos mañana libre
El lunes, y nos marchamos
Dando un paseo hasta Noreña,
Un pueblo que visitamos.
Y, con el tiempo revuelto,
Al regresar, nos mojamos.

A las tres de aquella tarde,
Con poca puntualidad,
Salimos para Gijón
A visitar la ciudad.


Anduvimos por el puerto,
Por la playa y por su vías.
Olvidamos el Acuario,
¿volveremos otro día?
En la mañana del martes
Fuimos a Rivadesella,
Que tiene un puerto precioso
Y una campiña muy bella.

Subimos a una montaña,
Con un viento de levante,
Pero mereció la pena:
La vista es impresionante.
A bebernos una sidra
A Villaviciosa fuimos;
No fue gran cosa la prueba,
Cosas mejores tuvimos.

Cuando fuimos a arrancar
Una persona faltaba.
Resultó que era Lucinio
Que a su Marina buscaba.
Aquella tarde fue libre.
Lo que hizo cada persona
No es cosa de este relato,
Por eso no se menciona.


Miércoles mañana, Luarca,
Pueblo de Severo Ochoa;
También de buenos mariscos.
¡No probamos ni una anchoa!
En Luarca, con su lindo
Puerto de los pescadores,
Desde cerca de la ermita
Vimos las vistas mejores.

Corrimos el mercadillo,
-poca cosa era, por cierto-
Y, en su bello cementerio,
No nos saludó ni un muerto.
-¡A las cuatro a Cudillero;
Sed puntuales, de verdad!-
Esta vez fuimos nosotros
Los de la impuntualidad.
Al llegar a Cudillero
Nadie se espera encontrar
Un puerto que nos ofrezca
Tal belleza natural.

Antiquísimo y muy lindo,
Pendientes y estrechas calles;
Es bonito recorrerlo
Y no perderse detalle.
En la noche, desde el puerto,
El pueblo es digno de ver;
Recuerda la Navidad.
¡No te lo debes perder!

Aquí tropezó Rufina
Y en la cara se golpeó.
La atendieron muy amables
Y un vecino la curó.

Jueves, viaje a Covadonga;
Con respeto y devoción
Visitamos a la Virgen,
Rezándole una oración.

En honor de la “Santina”,
Se levanta majestuosa
Basílica colosal,
Que es muy esbelta y hermosa.
En la fuente que hay allí
Nadie quiso darse un baño,
Pero Adolfo si llenó
Agua de los siete caños.

Los Picos de Europa son
Grandiosos, e impresionan
Sus valles y sus montañas,
Con nieves que las coronan.
Dos lagos en las alturas,
-curiosidad añadida-
Completan un paisaje
A recordar en la vida.

El pueblo donde comimos
Se llama Cangas de Onís;
No es muy grande, tiene rio y
Puente de que presumir.
Estuvimos por la tarde
Visitando, en El Entrego,
La réplica de una mina
En un minero museo.
Y luego, a continuación,
Un lugar, donde compramos
Tras una degustación,
Los productos que, al probarlos,
Llamaron nuestra atención.
Viernes, todo el día libre.
Muchos nos fuimos a Oviedo;
La historia que allí vivimos
Os la contaremos luego.

Oviedo: La capital
Mereció nuestra atención.
Señorial y con encanto,
Es digna de admiración.
Aquella noche, la cena
Nos la dieron especial,
Y, para colmo, Mateo,
Se vistió de carnaval.
Como con sidra en culines
Francisco no se vio harto,
Cogió dos o tres botellas
Y se encargó del reparto.
Y por fin, hoy terminamos,
Todo llega y todo pasa;
Si el viaje se nos da bien,
Esta noche en nuestra casa.
Cambiamos de auto en Medina;
Esta vez no hubo “follón”,
Pero, al sentarse Rufina,
No apareció el cinturón.
No quiero finalizar
La crónica de este viaje,
Sin, a Pelayo y Pilar
Rendirles un homenaje.
Os lo merecéis amigos,
No por nada extraordinario,
Sino por lo bien que hacéis
Vuestro quehacer diario.
Y a vosotros, compañeros
De nuesro viaje tan grato,
Os deseo, de corazón,
Tengáis así muchos ratos.
            

              Genito.
                                                                                   

                                                                                      8 al 14 dde Noviemre de 2.009

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