Este retablo, obra de arte de mediados del siglo XVI, ha pasado desapercibido para todos nosotros durante muchos años, debido a que, por el paso del tiempo, tenía los colores apagados y nadie se fijaba en él; hasta el punto de que desde que yo recuerdo, siempre estuvo entronizada en él la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que tapaba la otra imagen, la de la Virgen que está en él representada.
Ahora ha sido restaurado y este es el magnífico aspecto que presenta.
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