mirando
la noche brillante;
luces de
neón casi a cada paso,
iban
pregonando mil y una excelencias
de lo
mucho que devoraban mis ojos.
comprar
y divertirse
aparentemente
ajena a los demás,
con los
que compartía la vorágine de la calle.
para
luego quedarme con los de mi entorno.
No pude
menos que lamentar
lo mal
distribuida que estaba la riqueza,
y sentí
rabia e impotencia en lo más profundo de mi ser.
Es verdad amigo Genito, el mal reparto de la riqueza, caballo de batalla del ser humano desde que el mundo es mundo.
ResponderEliminarComo todas tus poesías ¡¡preciosa!!. Te felicito, no solo por todas tus poesías, sino por tu sensibilidad y tacto para tratar todo de manera magistral.
Un saludo.