Lo que yo si sé, es que su hija la ha hecho fuerte; una madre luchadora, que ha hecho y sigue haciendo lo indecible, para que su queridísima Alicia viva la mejor vida posible, a pesar de sus limitaciones.
Mi deseo es que no la dejes de la mano, para que no le falten las fuerzas nunca. Y yo confío mucho en tí, Señor.
RELATO DE ANTO TUDELA:
También me sucedió a mi……….
La llegada
de mi hija Alicia al mundo fue el tercer acontecimiento más feliz de mi vida.
Jamás olvidaré aquel momento en que la tuve por primera vez entre mis brazos.
Aún puedo percibir su olor a entrañas, a recién llegada, a nueva, …tan
pequeñita, tan frágil..Su cabeza cubierta de pelo oscuro y su carita de ángel:
Era el más extraordinario regalo. Pero en el silencio de nuestro primer
encuentro por mi mente se cruzó aquel maldito
presentimiento; presentimiento que al cabo de unos meses se haría
realidad.
Pronto nos
dimos cuenta que algo iba mal. ¡¡Cuanto desee que todo fuera un mal sueño!!..
Pero aquello que piensas que sólo le sucede a los demás, ahora me iba a tocar
vivirlo a mí.. Alguien había elegido un nuevo destino para mi, una situación
que yo nunca deseé, y mucho menos vivir. Ahora pienso que he sido elegida por
mi habilidad para manejar las dificultades. Así me enfrenté a una cantidad de
emociones que jamás había vivido, todas juntas. Sentí ira, impotencia,
frustración, confusión y, por qué no decirlo,: la culpabilidad de los primeros
momentos . Así que grité, pedí a Dios y a los santos, lloré a solas y
acompañada, y empecé a buscar una explicación que en esos momentos
no encontré. ¡¡Tantas preguntas sin respuestas!!. Para recibir, irónicamente,
sólo una: simplemente sería distinta. Descubrí que sería madre de una niña con
muchas necesidades y que tendría que encontrar el valor y la sabiduría para hacer
un trabajo tan enorme como desconocido. Este era mi mayor reto: sacar a mi niña
adelante. Me encomendé a Dios y recité varias veces la oración de la
serenidad.: “Concédeme, Dios mío, la serenidad de aceptar lo que yo no puedo
cambiar, para cambiar las cosas que pueda, y la sabiduría para apreciar la
diferencia”.
Así fue.
Acepté lo que me había tocado vivir, tomé a mi niña en mis brazos y comenzó mi
búsqueda de respuestas. De hospital en hospital: Granada, Barcelona, Madrid….en
busca del milagro, y de que alguien me dijera lo que yo quería oír. Fue
entonces cuando comprendí que mi vida ya no sería la misma, en algunos aspectos
sería más dura; en otros, más fácil; pero, definitivamente diferente. Era un
mundo totalmente desconocido para mí. Con un montón de palabrejas,
que jamás había reparado en ellas, otras.., ignoraba que existieran, Un leguaje
complicado y difícil de entender: “microcefalia”,..”cariotipo”…. O lugares que
tuve que visitar; como: Centro Base o Centro de Atención Temprana…
No
encontraba sentido a lo que me estaba sucediendo; aún no entendía por qué a
mí..Esto era totalmente distinto a cualquier situación que hubiera vivido
antes.
Co mi niña
en brazos, comencé a adentrarme en el camino que el destino me había elegido en
este viaje de la vida.
Mi punto de
partida comenzó en un lugar llamado “perdida”. Así fue como me adentré en esta
carretera que está poco transitada, mal pavimentada, de iluminación pobre,
llena de baches y con muchísimas curvas. No he encontrado muchos viajeros en
ella por lo que es difícil encontrar direcciones y fácil, muy fácil, perderse
en cada cruce. Aunque yo no elegí viajar por aquí, he
tenido la oportunidad de elegir donde me lleva y decidir que no quería
perderme. Así que luché por avanzar sin titubeos. Porque estoy convencida de
que la vida no es lo que nos sucede sino como reaccionamos ante ella.
Pero el
trabajo no es fácil porque no sólo tengo que intentar darle la mayor calidad de
vida a mi niña, si no que, constantemente, tengo que estar saltando barreras y obstáculos
que hay en torno al sistema que es lo que nos dificulta aún más la vida.
Y como no
todo se arregla de la noche a la mañana, después de las primeras curvas, he
podido comprobar que existe un panorama más amplio; para descubrirlo
ha sido necesario dejar de mirar sólo hacia atrás, o adelante, para mirar a
ambos lados del camino; y he podido contemplar el esplendor en
lugares normales, alegría donde otros no se dan ni cuenta, momentos para cantar
y reír, y paciencia, para sus muchas necesidades.
Gracias a su
sonrisa, a su mirada, que es como ella se comunica.-y lo hace magistralmente-.
me mantengo firmemente anclada a lo importante; pero cuando me entra el
síndrome de la vida ajetreada, con su paciencia, me recuerda, que tengo que ir
más despacio, echarme a un lado y respirar lo que de verdad
cuenta; contemplar el cielo, contarle un cuento o
acurrucarnos juntas. Porque gracias a la fuerza de mi adorada niña me encuentro
bañada en la luz de su inocencia y rodeada del calor de su amor.
Así he ido
pasando de la impotencia del primer momento a usar toda mi energía para
disfrutar de las vistas del viaje; en definitiva, a conocer lo mejor de mi
misma. Será por ello, que no envidio a los que viajan en grandes autopistas.
Ella me ha contagiado su sonrisa; eso hace que el trayecto se haga más corto y
disfrute más de él-, con sentido del humor se sobrellevan mejor los momentos
más duros, que no son pocos.
Han pasado 6
años – la primera etapa del viaje- que fue la lucha por sobrevivir como
familia, en la que todos hemos estado centrados principalmente en ella, dentro
del contexto de su enfermedad. La época del sufrimiento, de la confusión, la
ira, la desesperación…de tremendos ajustes:. Ahora, en esta nueva fase, soy
capaz de centrarme en mi hija, como persona primero, y no tanto, en su
enfermedad. La aceptación me ha traído la paciencia,: ahora puedo esperar y
tener sueños.
Pero cada
etapa ha sido necesaria para darme cuenta que cada momento de dolor me ha
conducido a un crecimiento* mayor y mi niña me ha enseñado que “el arco iris
del alma dejará de brillar si el corazón se queda sin lágrimas”.
Intento que
nuestra situación no afecte para nada a nuestras vidas y que seamos una familia
normal, aunque….¿quién puede decir lo que es normal o no?..
Cuando me
dijeron que mi niña sería una niña discapacitada nunca imaginé que su capacidad
para amar fuera infinita, que su capacidad de resistencia para la adversidad
fuera ilimitada; porque ella no será estudiante, ni profesora, pero
afronta diariamente tests reales y da lecciones magistrales con su paciencia,
cariño y valentía.
Mi niña es
pequeña, callada; su silencio, a veces, me duele en el corazón. Su sonrisa es
la felicidad para mí. Sus manos: siempre húmedas, su pelo: revuelto…Estoy muy
orgullosa de ella porque es especial, muy especial para mí.
Anoche entré
en su habitación a oscuras….: Se mueve, abre despacito sus ojos preciosos y
expresivos..y su sonrisa radiante ilumina toda la habitación con su dulzura ..;
le doy un beso en la frente , la arropo... y me mira para volverse a dormir …;
cierra sus ojos chispeantes con un suspiro profundo y se queda dormida como un
ángel . Salgo de su habitación de puntillas, llevándome el sol de su sonrisa y
la calidez de una nueva esperanza.
Amanece un
nuevo día y su sonrisa, una vez más, me aporta la fuerza, la alegría y la
paciencia para superar lo que nos toque vivir hoy.
Si. Con una
sonrisa, con una mirada, así es como ella se comunica. El amor lo expresan sus
ojos, ellos son la puerta de su alma; sus ojos preciosos, de mirada despierta y
penetrante; cantan con risas y hablan con su particular leguaje del amor;
porque ellos expresan como nadie lo que su boca no puede.
Me hablan
sus ojos y me dicen:
Mamá no
puedo hablar
pero tú me
entiendes
No puedo
caminar
pero tú me
llevas en tus brazos
No puedo
cantar
pero me
encanta la música
No puedo
bromear
pero me
encanta reír
No puedo
asearme
pero tú me
bañas
No puedo
vestirme
pero siempre
me llevas preciosa
No puedo
leer
pero me
encanta que me cuentes cuentos
Mamá que
pena
no poder
decirte cuanto te quiero
Mírame a los
ojos, mamá
Mírame a los
ojos
Que lo
verás
Siles
Junio de 2009
C
Muy bonita ese relato para Alicia hija de Anto ,me a llegado al corazon ,son sentimientos que una madre solo puede espresar
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