miércoles, 8 de mayo de 2013

EL AMOR EN SUS OJOS (Relato)

             Cuando nació su hija, Anto, Señor, te preguntó que por qué le había tocado a ella. Solo tú sabes por qué haces las cosas.

         Lo que yo si sé, es que su hija la ha hecho fuerte; una madre luchadora, que ha hecho y sigue haciendo lo indecible, para que su  queridísima Alicia viva la mejor vida posible, a pesar de sus limitaciones.

         Mi deseo es que no la dejes de la mano, para que no le falten las fuerzas nunca. Y yo confío mucho en tí, Señor.



RELATO DE ANTO TUDELA:



           Seudónimo:  El amor en sus ojos

También me sucedió a mi……….


 

La llegada de mi hija Alicia al mundo fue el tercer acontecimiento más feliz de mi vida. Jamás olvidaré aquel momento en que la tuve por primera vez entre mis brazos. Aún puedo percibir su olor a entrañas, a recién llegada, a nueva, …tan pequeñita, tan frágil..Su cabeza cubierta de pelo oscuro y su carita de ángel: Era el más extraordinario regalo. Pero en el silencio de nuestro primer encuentro  por mi mente se cruzó aquel maldito presentimiento;  presentimiento que al cabo de unos meses se haría realidad.

Pronto nos dimos cuenta que algo iba mal. ¡¡Cuanto desee que todo fuera un mal sueño!!.. Pero aquello que piensas que sólo le sucede a los demás, ahora me iba a tocar vivirlo a mí.. Alguien había elegido un nuevo destino para mi, una situación que yo nunca deseé, y mucho menos vivir. Ahora pienso que he sido elegida por mi habilidad para manejar las dificultades. Así me enfrenté a una cantidad de emociones que jamás había vivido, todas juntas. Sentí ira, impotencia, frustración, confusión y, por qué no decirlo,: la culpabilidad de los primeros momentos . Así que grité, pedí a Dios y a los santos, lloré a solas y acompañada, y empecé a buscar una explicación  que en esos momentos no encontré. ¡¡Tantas preguntas sin respuestas!!. Para recibir, irónicamente, sólo una: simplemente sería distinta. Descubrí que sería madre de una niña con muchas necesidades y que tendría que encontrar el valor y la sabiduría para hacer un trabajo tan enorme como desconocido. Este era mi mayor reto: sacar a mi niña adelante. Me encomendé a Dios y recité varias veces la oración de la serenidad.: “Concédeme, Dios mío, la serenidad de aceptar lo que yo no puedo cambiar, para cambiar las cosas que pueda, y la sabiduría para apreciar la diferencia”.

Así fue. Acepté lo que me había tocado vivir, tomé a mi niña en mis brazos y comenzó mi búsqueda de respuestas. De hospital en hospital: Granada, Barcelona, Madrid….en busca del milagro, y de que alguien me dijera lo que yo quería oír. Fue entonces cuando comprendí que mi vida ya no sería la misma, en algunos aspectos sería más dura; en otros, más fácil; pero, definitivamente diferente. Era un mundo  totalmente desconocido para mí. Con un montón de palabrejas, que jamás había reparado en ellas, otras.., ignoraba que existieran, Un leguaje complicado y difícil de entender: “microcefalia”,..”cariotipo”…. O lugares que tuve que visitar; como: Centro Base o Centro de Atención Temprana…

No encontraba sentido a lo que me estaba sucediendo; aún no entendía por qué a mí..Esto era totalmente distinto a cualquier situación que hubiera vivido antes.

Co mi niña en brazos, comencé a adentrarme en el camino que el destino me había elegido en este viaje de la vida.

Mi punto de partida comenzó en un lugar llamado “perdida”. Así fue como me adentré en esta carretera que está poco transitada, mal pavimentada, de iluminación pobre, llena de baches y con muchísimas curvas. No he encontrado muchos viajeros en ella por lo que es difícil encontrar direcciones y fácil, muy fácil, perderse en cada cruce. Aunque  yo no elegí viajar por aquí,  he tenido la oportunidad de elegir donde me lleva y decidir que no quería perderme. Así que luché por avanzar sin titubeos. Porque estoy convencida de que la vida no es lo que nos sucede sino como reaccionamos ante ella.

Pero el trabajo no es fácil porque no sólo tengo que intentar darle la mayor calidad de vida a mi niña, si no que, constantemente, tengo que estar saltando barreras y obstáculos que hay en torno al sistema que es lo que nos dificulta aún más la vida.

Y como no todo se arregla de la noche a la mañana, después de las primeras curvas, he podido comprobar que existe un panorama más amplio;  para descubrirlo ha sido necesario dejar de mirar sólo hacia atrás, o adelante, para mirar a ambos lados del camino;  y he podido contemplar el esplendor en lugares normales, alegría donde otros no se dan ni cuenta, momentos para cantar y reír, y paciencia, para sus muchas necesidades.

Gracias a su sonrisa, a su mirada, que es como ella se comunica.-y lo hace magistralmente-. me mantengo firmemente anclada a lo importante; pero cuando me entra el síndrome de la vida ajetreada, con su paciencia, me recuerda, que tengo que ir más despacio, echarme a un lado y respirar lo que de verdad cuenta;  contemplar el cielo,  contarle un cuento o acurrucarnos juntas. Porque gracias a la fuerza de mi adorada niña me encuentro bañada en la luz de su inocencia y rodeada del calor de su amor.

Así he ido pasando de la impotencia del primer momento a usar toda mi energía para disfrutar de las vistas del viaje; en definitiva, a conocer lo mejor de mi misma. Será por ello, que no envidio a los que viajan en grandes autopistas. Ella me ha contagiado su sonrisa; eso hace que el trayecto se haga más corto y disfrute más de él-, con sentido del humor se sobrellevan mejor los momentos más duros, que no son pocos.

Han pasado 6 años – la primera etapa del viaje- que fue la lucha por sobrevivir como familia, en la que todos hemos estado centrados principalmente en ella, dentro del contexto de su enfermedad. La época del sufrimiento, de la confusión, la ira, la desesperación…de tremendos ajustes:. Ahora, en esta nueva fase, soy capaz de centrarme en mi hija, como persona primero, y no tanto, en su enfermedad. La aceptación me ha traído la paciencia,: ahora puedo esperar y tener sueños.

Pero cada etapa ha sido necesaria para darme cuenta que cada momento de dolor me ha conducido a un crecimiento* mayor y mi niña me ha enseñado que “el arco iris del alma dejará de brillar si el corazón se queda sin lágrimas”.

Intento que nuestra situación no afecte para nada a nuestras vidas y que seamos una familia normal, aunque….¿quién puede decir lo que es normal o no?..

Cuando me dijeron que mi niña sería una niña discapacitada nunca imaginé que su capacidad para amar fuera infinita, que su capacidad de resistencia para la adversidad fuera ilimitada;  porque ella no será estudiante, ni profesora, pero afronta diariamente tests reales y da lecciones magistrales con su paciencia, cariño y valentía.

Mi niña es pequeña, callada; su silencio, a veces, me duele en el corazón. Su sonrisa es la felicidad para mí. Sus manos: siempre húmedas, su pelo: revuelto…Estoy muy orgullosa de ella porque es especial, muy especial para mí.

Anoche entré en su habitación a oscuras….: Se mueve, abre despacito sus ojos preciosos y expresivos..y su sonrisa radiante ilumina toda la habitación con su dulzura ..; le doy un beso en la frente , la arropo... y me mira para volverse a dormir …; cierra sus ojos chispeantes con un suspiro profundo y se queda dormida como un ángel . Salgo de su habitación de puntillas, llevándome el sol de su sonrisa y la calidez de una nueva esperanza.

Amanece un nuevo día y su sonrisa, una vez más, me aporta la fuerza, la alegría y la paciencia para superar lo que nos toque vivir hoy.

Si. Con una sonrisa, con una mirada, así es como ella se comunica. El amor lo expresan sus ojos, ellos son la puerta de su alma; sus ojos preciosos, de mirada despierta y penetrante; cantan con risas y hablan con su particular leguaje del amor; porque ellos expresan como nadie lo que su boca no puede.

Me hablan sus ojos y me dicen:

Mamá no puedo hablar

pero tú me entiendes

No puedo caminar

pero tú me llevas en tus brazos

No  puedo cantar

pero me encanta la música

No puedo bromear

pero me encanta reír

No puedo asearme

pero tú me bañas

No puedo vestirme

pero siempre me llevas preciosa

No puedo leer

pero me encanta que me cuentes cuentos

Mamá que pena

no poder decirte cuanto te quiero

Mírame a los ojos, mamá

Mírame a los ojos

Que  lo verás

 

Siles Junio de 2009
C

1 comentario:

  1. Muy bonita ese relato para Alicia hija de Anto ,me a llegado al corazon ,son sentimientos que una madre solo puede espresar

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