Caminábamos juntos
aquel día,
encogida mi alma por la pena,
de tu pasión pensando en cada escena,
que en mi torpeza yo no comprendía.
Tus palabras ¡oh
dulce melodía!,
eran un canto de riqueza plena;
absorto en tu conversación amena,
notaba que mi corazón ardía.
Tu invocación al
bendecir la mesa.
hizo caer de mis ojos el velo;
mas te fuiste dejándome en penumbra.
Hoy, perdido, mi
búsqueda no cesa
por mis caminos, ciego, con desvelo.
¡Retorna a mí, Jesús, la Luz que alumbra!
Genito
El pasado Domingo, día 30 de Abril, celebró la Iglesia el 3º de Páscua. Este poema está basado en el pasaje del Evangelio de ese día, en el que dos discípulos, camino de Emaús, fueron hablando con Jesús después de su resurrección.
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