Vaya un día más completo,
se cebó la mala suerte:
de la mañana a la noche
me han perseguido los duendes.
Del teléfono es la culpa
-no dejo de sorprenderme-
Voy a utilizar el móvil
y me
encuentro con que desde
primeras horas del día,
no funciona el muy rebelde.
Ocurre, que hace unos días,
menda, decidió acogerse
al cambio de compañía,
por una razón muy fuerte,
que al caso no viene ahora;
y he logrado que me dejen
entre ambos operadores,
sin móvil, sencillamente.
Ahora tengo que esperar
y, mientras esto
sucede,
también me han cortado el fijo;
no se ahora como valerme.
Resulta, que yo pedí
que hicieran el cambio el siete
y entonces me cortarían;
pero antes de que eso llegue,
hablan de mi decisión
al operador de enfrente,
y este me corta el servicio
sin pensárselo dos veces.
Pero eso no es todo amigos;
porque, es natural, sucede
que con privarme del fijo
me han quitado el “internete”,
y ahora no puedo enterarme
de chismes y otras lindeces
más o menos agradables
que circulan por las redes.
¿Sabéis que a otro día supe
que no fue la mala suerte,
sino que fue una avería
que el sistema inteligente
tuvo en toda mi provincia?
Pienso y llego a estremecerme:
¿qué cataclismo sería
si fallara para siempre?
Genito
30 de Abril de 2016
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