miércoles, 12 de agosto de 2015

SILES, NATURALEZA (POESÍA)

                (Copla u octava)

 
(Publicada en el programa de las Fiestas
                        de 2.015)

 
  En Siles mi pueblo, amable y querido,
rincón de la sïerra, Edén de hermosura,
cuando aflora  el día tras la noche oscura,
renace el bullicio que estuvo dormido,
los pájaros vuelan dejando su nido,
y de rama en rama, gorjean dichosos
una filigrana de trinos preciosos,
gozo para el alma,  placer del oído.
 
   Tus bastas praderas de vivos colores,
en un mar bañadas con exuberancia
de gratos aromas, de intensa fragancia,
de pino, romero, espliego …, de flores;
esa bella flora que emite fulgores,
amén de violetas, de acebo, de tejo,
y cientos  variadas que,  como en espejo,
tanto se prodigan rindiéndote honores.
 
   Por donde te muevas de tu campo en flor
hallas manantiales de agua cristalina,
-tal es Canalica o Fuente Sabina-,
donde es refrescarse  tan reparador;
agua que es riqueza, vida y esplendor,
se mueve sin prisa o saltando con bríos,
baña tus riberas, ensalza tus ríos;
todo es abundancïa a su derredor.
 
   De admirar la fauna que pisa tu manto;
te dan distinción, magnitud, grandeza,
solaz,  alegría, colorido,  encanto
los cientos de especies que entre la maleza
viven y enriquecen tu naturaleza.
Singular la ardilla, propia, segureña
-allá en la Glorïeta es ella sileña-.
¡Qué rico es tu entorno, cuanta tu belleza!
 
  En tu densa sierra se encuentran muflones,
las monteses cabras, jabalíes, ciervos,
gamos, zorros , búhos, alimoches,  cuervos,
garduñas, ginetas, águilas, tejones,
jilgueros, alondras, zuritas, gorriones …,
y la de Valverde bella lagartija,
un raro endemismo que aquí se cobija,
por reunir tu ambiente idóneas condiciones.
 
   ¿Y cómo dejarse los mares de olivos
que son la riqueza de esta tierra mía?
Presumen de fruto, se muestran altivos,
aunque ya preñados rinden pleitesía
por  el zumo de oro  que Dios les envía.
Infinitas filas en el horizonte
allá por el cielo se hermanan al monte.
En plena cosecha son  una alegría.
 
   Todo cuanto eres con colmo me llena;
es, querido Siles, tu naturaleza
junto con tu gente, canto a la  grandeza.
Tu cielo estrellado –bellísima escena-,
cuando nada enturbia tu noche serena,
invita al descanso y al recogimiento;
mi  mente se embarga  en tan grato momento,
saboreando instantes de ventura  plena.
 
   Delicado sueño que  es encantador.
En esos momentos que, en el alma mía
lo real se mezcla con la fantasía,
tus dones se muestran con gran esplendor;
todo es poesía,  por tu alrededor.
 
   Por tanta belleza, por ser mi ilusión,
por ser como eres, tan acogedor,
yo te llevo, Siles, en el corazón.
 
 
                                                        Genito.
 

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