sábado, 30 de mayo de 2015

LOS JÓVENES DE ACCION CATÓLICA Y LA VERBENA (RELATO)


LOS JOVENES DE ACCION CATÓLICA Y LA VERBENA

(Relato)

 

         Corrían los primeros años de los cincuenta. Bastantes jóvenes de Siles, pertenecíamos  al grupo eclesial de Acción Católica, y hacía unos meses que, en un acto solemne, nos habían impuesto a cada uno la insignia que nos acreditaba como integrantes de pleno derecho de aquel grupo; lo cual nos enorgullecía.

         Estaban próximas las fiestas, y en uno de los círculos de estudio que celebrábamos cada domingo, se planteó la cuestión de la verbena, de la que nuestro párroco estaba totalmente en contra, por la mentalidad de aquellos años, de que bailar “agarrao” era pecaminoso.

         De modo que, después de darnos una charla sobre las maldades del baile, acabó diciéndonos que esperaba que los jóvenes de Acción Católica fuéramos ejemplo para los demás y no asistiéramos a la verbena.

         Tan cerril estaba con su idea, que por aquellos días había tenido una conversación con el Alcalde, en la que le dijo que si hacía verbena,  él no celebraría ningún acto religioso y la imagen de San Roque permanecería en la ermita sin salir en procesión.

         El Alcalde a la sazón, decidió no enfrentarse a él y elimi9nó la verbena de la programación festiva; lo que, teniendo en cuenta que por aquellos años las fiestas estaban constituidas por encierros, verbena  y … pare usted de contar, movió al pueblo de tal manera, que la  noche del 10 u 11 de Agosto, se levantó concentrándose en la puerta del Alcalde, al grito unánime de ¡Queremos fiestas! ¡Queremos fiestas!

         Se dijo que la Guardia Civil informó al Gobernador Civil de la situación, y este ordenó que, con todas las consecuencias, se celebraran las fiestas como desde siempre se había venido haciendo.

         Ya todo normalizado, se celebraron con su verbena, naturalmente, y grandes y pequeños  pasaron los  días agradables a los que estaban acostumbrados.

         Los jóvenes de Acción Católica se hartaron de bailar con las chicas de su agrado, y … podríamos decir: “Colorín , colorado …”

         Pero no; esta historia continúa:

         Pasadas las fiestas y vueltos a la tranquilidad,  los jóvenes de Acción Católica nos dispusimos a asistir a nuestro círculo de estudio de cada domingo, no exentos de miedo, porque esperábamos la reprimenda de nuestro Párroco.

         Efectivamente; no era infundado nuestro miedo. Abierto el acto se dirigió a nosotros con estas palabras, más o menos:

         -“Me habéis decepcionado. Os dije que esperaba de vosotros fuerais ejemplo para el pueblo, y no me habéis hecho ningún caso.”

-“Considero que no sois dignos de portar esa insignia que lleváis en la solapa, y, por tanto, os pido que os la quitéis.”

         Obedientes, uno a uno nos fuimos quitando aquel símbolo que tan preciado era para nosotros.

         De pronto, se dirige a mí y me dice: -“Tú no te la quites Genito, porque he sabido que has sido el único de todos vosotros que no ha bailado. Sigues mereciendo llevarla.”

         Y yo, que no estaba de acuerdo con aquello, contesté: -“No he bailado porque no sé (siempre he sido malísimo para el baile), pero mi forma de pensar es la misma que la de mis compañeros.”

         -“¡Ah, sí? ¡Pues fuera la insignia!   …Y me la quité.

 

                                                                  Genito

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