Amanece estrenando
día el sol,
que en principio parece que se esconde;
y es que alguna montaña no le deja
que haga presencia con sus resplandores;
balancea la brisa mañanera
las ramas de los árboles del bosque,
confiada, la ardilla en la Glorieta
ha perdido el respeto por los hombres,
y a sus anchas se mueve caprichosa,
con un descaro que se desconoce;
en el campo bulle la primavera,
la hierba crece, renacen las flores,
del letargo despiertan los insectos,
derraman bellos pájaros sus voces,
sus trinos acarician los oídos,
melodiosos gorjeos ¡qué primores!
De las preñadas venas de la tierra,
las aguas aflorando a borbotones
llenan de vida las preciosas fuentes,
con una fuerza poco usual que impone …
En la tarde, la placidez invita
a observar el entorno, ¡puro goce!;
gusta entonces dejar suelta la mente,
y que el alma se embriague en sensaciones.
Genito.
8 de Marzo de 2015
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