se adueña de esa pobre
sociedad,
campando la miseria, ¡ay
dolor!,
dejándolos sumidos en
tinieblas,
como si fueran unos mal
nacidos.
¿Cuándo para ellos amanecerá?
Mientras, otra facción de sociedad,
fachadas exhornadas,
relucientes,
-los de Jesús sepulcros
blanqueados-,
ajenos al dolor de sus
vecinos
se enriquecen, ¿con toda
impunidad?
Eso pensaban ellos, ¡los ilusos!,
acomodados en la corrupción.
¡La lucha sin cuartel ha
comenzado,
oh Dios, que dure mientras
quede casta!
Genito
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