(Silva)
tras un invierno remojado y
frío,
los rápidos del río
casi siempre apagados,
vivos con el deshielo;
margaritas de luna,
multicolores rosas,
delicadas y suaves, olorosas,
placer de los sentidos;
el insecto, la ardilla, que
dormidos
soportaron rigores
invernales,
los otrora sedientos
manantiales
ahöra bañados en espumas
blancas …
Los ateridos entes,
tras mil heladas y lluvias
copiosas,
a nueva vida abren sus
corazones
y pregonan doquier la
primavera,
gigantesca explosión de
sensaciones.
Genito
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