He
estado pasando unos días en Albacete,
con motivo de la anual feria de
Septiembre, en honor de su Patrona, la Virgen de los Llanos.
En
mis visitas a su magnífico recinto ferial, he podido darme cuenta de lo bien organizado que estaba todo, cosa que
de no ser así produciría un enorme caos, dada la gran cantidad de personas que
acuden y que se aglomera en cualquiera de los puestos, chiringuitos, casetas,
espectáculos, atracciones etc. que se montan
allí.
Como
siempre desde hace ya varios años, he visto muchas personas de raza negra, vendiendo artículos
muy diversos, cargados con ellos y ofreciéndolos por las terrazas de bares y
restaurantes, o con sus mantas extendidas alrededor del recinto, donde
encontraban un sitio libre, y siempre ojo avizor para recoger y salir
corriendo, al menor atisbo de la policía municipal. Por cierto, que este año he
visto mas mujeres morenas que nunca, guapas ellas, y en algunos casos con niños
pequeños a la espalda, recogidos con una gran tela de vivos colores, que
graciosa y muy eficazmente, rodeaba el cuerpo de ambos. De esa guisa se movían
atendiendo su puesto.
Buscando
un reloj me paré en uno de esos puestos. Había encontrado el que buscaba,
después de hacerlo insistentemente, y me encontraba con dos de ellos en las
manos, observándolos, cuando alguien dio la voz de que venía la policía. Oirlo
y desaparecer el puesto de mi vista, fue todo una misma cosa, lo que dio lugar a que me quedara con la mercancía,
sin posibilidad de devolverla.
Acompañado
de mi mujer y amigos seguí disfrutando de la feria durante unas horas. Cuando
ya nos disponíamos a irnos, sin haber logrado ver al negrito, nos lo encontramos,
apresurándome a acercarme a él para
pagarle un reloj y devolverle el otro.
La
cara de satisfacción que le vi, y sus muestras de agradecimiento corroborado
con el apretón de manos que nos dimos, no se me olvidarán fácilmente.
***
Aquí os dejo por hoy, amigos. Hasta el próximo día
que se os ocurra entrar en mi blog.
Genito.