Cuando extraño vuestra
ausencia
salgo a la calle a buscaros;
yo no se donde encontraros
y eso agota mi paciencia.
Me paro y recapacito:
¿Dónde estará esta criatura
que deprisa o despacito
la busco sin ver hartura
y no logro dar con ella?
¿Os escondéis por ventura,
porque no os gusta mi hechura?
¡No me desprecies doncella!
Porque este que tal escribe
está muerto por su amor,
y aunque muerto -¡qué dolor!-
para serviros aún vive.
Genito.
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