Desde que te ví,
desde que la vida me dio conocerte
-ese grato privilegio-,
has sido tú siempre la hermana mayor;
la hermana mayor acogedora,
la hermana cariñosa, desprendida,
en la que nunca vimos un mal gesto,
la que su casa siempre fue de todos.
Y también,
la que cuando empezó a sentirse mal
no quería llamadas,
y la que, no obstante, nos llamaba
porque su Geno era algo suyo.
Ahora te has ido a gozar de Cristo,
y estará tu espíritu más cerca de nosotros.
¡Ayúdanos siempre!
Nosotros no te olvidaremos nunca.
Genito.
14 de Junio de 2018
Cuando ya descansabas del esfuerzo
del trabajo, tu afán tan encomiable,
-aunque nunca te estuviste parado,
porque el nervio no podía dejarte-,
nos dijiste adiós, sin darte cuenta,
tú, que estabas en todos los detalles.
Entregado a los tuyos por entero,
como fiel compañero y mejor padre,
nos dejaste tu vida como ejemplo
de persona afectuosa y responsable.
¡Por ser como eras, siempre te querremos!
¡Espéranos en la casa del Padre!.
Genito
20 de Enero de 2018
Muchas son las flores
que adornan nuestra vida;
perfumadas y preciosas, unas,
que la madre naturaleza nos regala;
habladas, que salen del alma
y al alma llegan;
magistral y finamente dibujadas
en el lienzo de expertos artistas, otras;
de papel, hechas tan delicadamente
que la vista las confunde a veces ...,
y de serrín,
que crean los sileños en sus calles
para que Cristo procesione sobre alfombras.
Ayer todo parecía imposible:
La tormenta que nos dejó el verano,
frustró las ilusiones, y el trabajo
de días vistiendo de colores el serrín.
Pero ...,
¿Quien habrá oído las lamentaciones?
Hoy el día les dijo que adelante,
y han brotado las flores de serrín.
¡No perdamos la esperanza nunca!
Genito.