viernes, 8 de enero de 2016

NACE LA MAÑANA (POESÍA)


 

   Nace la mañana;

del pueblo serrano, los aceituneros,

frio en la cara,

salen para el tajo a echar la jornada.

 

   Hablan los caminos:

animadas charlas, cantos de zagalas …,

distendidos gestos

que harán llevadero el día que se intuye.

 

   Es crudo el ambiente;

el frio es tan intenso que hiela las manos;

en los olivares,

hecho cotidiano,

flamean las lumbres cual rito pagano.

 

   Luego, la faena:

 

   De armamento pertrechados,

paladines vigorosos acosan al olivar,

y, como armas contundentes,

a golpes las varas

sangran los olivos, sin piedad, sin calma.

 

   El árbol herido,

en gesto noble nunca superado,

derrama su fruto,

ofrece su pago.

              *

    Cayendo la tarde

la lid se relaja;

cansado de lucha, el aceitunero

deja atrás el campo,

pensando en mañana.

 

   Un silencio denso llena los olivos;

la luz que a sus hojas dio brillo en el día,

va difuminándose hasta que se apaga;

y un manto de noche, oscuro e inmenso,

cubre con su sombra.

 
                                                            Genito

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