y a tí vivo prendido para siempre.
¿Qué tienes, Siles, que tanto me atraes?
¿Con qué elixir de embrujo me mantienes?
¿Son las dulces tardes del otoño,
plagadas de infinitos tonos ocres?
¿Las del verano noches apacibles,
escena de tertulias y debates?
¿Los de lluvia, grises y en silencio
días del invierno?
Se regocija el alma contemplando,
el singular encanto
de los rincones de tu fausto entorno,
de las bondades de tu tierra noble.
¿Son tus campos?
¿El Saltador, Arroyo Andrés, La Canalica ,
Peñalcón, Las Acebeas o La Peña ?
Tal vez tu cielo límpio y refulgente
es el que llena tu ambiente de belleza;
o serán tus montañas majestuosas,
-El Puntal, Navalperal, Los Calarejos …,-
de tus sendas vigías permanentes,
las que tengan que hablarnos este tema.
¿Son tus ríos límpidos y agrestes,
los culpables del encantamiento;
o tus angostas calles medievales,
plenas de aconteceres y de historia?
Pero…, ya sé quién tiene la culpa,
ya encontré del enigma la respuesta:
Eres tú, pueblo mío, en tu conjunto,
con tus calles, con tu sierra, con tu Cubo,
con tus gentes y con tus costumbres,
el que logra el milagro de que nadie
que de cerca llega a conocerte,
pueda ya despegarse de tu tierra.
Genito
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