(Soneto)
Tú que has sido mi
amor y mi consuelo,
que has llenado mi vida con holgura,
que siempre has demostrado tu ternura
cuidándome con el mayor desvelo;
déjame ahora que sea yo tu pañuelo,
el que limpie tus ojos con dulzura
y acabe de una vez con tu amargura,
y con ese constante desconsuelo.
De las risas dulces
de nuestro hogar,
quiso el cielo escuchar la melodía;
¡termina ya, mi vida, de llorar!:
Como en casa, con la misma alegría,
disfrutan de él en el bello lugar
donde nos reuniremos algún día.
Genito
No hay comentarios:
Publicar un comentario