de
una vida cargada de grandezas,
anduve
sin descanso noche y día,
salvando
abismos y cruzando mares;
tropecé
con truhanes y guerreros,
padecí
vejaciones y torturas,
ansiando
siempre el cénit que anhelaba.
Hasta que sumido en la impotencia,
sin
conseguir el fin que perseguía,
me
desperté de aquel pesado sueño
y
me sentí dichoso como estaba.
Genito.
¿Qué ha pasado con el comentario que puse aquí ayer?
ResponderEliminarDecía que está muy bien lo que dice el poema, pero, sobre todo, cómo lo dice, que no sólo están muy bien elegidas las palabras, sino también el ritmo
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